martes, 1 de julio de 2014

Roma.

¿De qué sirve regalar flores,
si estas van a acabar muriendo?
¿Es una muestra de amor
o una cruel metáfora que lo describe?

Ya no tengo oído para canciones dedicadas,
ni para repetir frases de preciosas baladas.

¿Por qué juráis fidelidad
y luego vais mendigando cariño de otros brazos?
¿Os pagan las mentiras
o es simple amor al arte de la improvisación?

No creo que esté hecha para creer,
ni para que alguien me tenga que leer.

No creo, ni siquiera, que alguien se merezca el duro trabajo que tiene que ser el descifrarme.