miércoles, 19 de junio de 2019

Robin Hoods

¿Dónde están los gritos
de los que no comprenden la ley?
De los que le quitan la comida
a las alimañas.
De las que encuentran
un medio en su cuerpo.
De los niños,
que juegan a polis y cacos.
De las niñas
que luchan por sus hermanas.
Del agricultor de manos fatigadas.
De los que se nutren de una máquina,
-y se apuestan una vida o una moneda-.
De la señora que trabaja
fuera y dentro de su casa.
De las que sueñan con escapar
solo cuando están durmiendo...

¿Dónde están las lágrimas?
De las que no se cansan.
De los Robin Hoods
que cargan con su cruz.
Y de las desamparadas.

¿Qué Ricardo, desde su trono y su castillo, puede decidir sobre esta aldea?
¿Cómo van a servir las leyes del cielo sobre la tierra?
¿Por qué deciden sobre su vida si ni conocen su cara?
No han visto sus manos,
no han visto sus marcas,
no han visto las estrías,
ni las ojeras;
ni conocen lo que es la ayuna,
ni saben lo que es lo austero.
No han pisado el barrio,
su poder es virtual.
Nunca han tenido un callo
ni se han dejado pisar.

Creen que deben perecer
antes de incumplir sus reglas,
pero hay gente que no juega.
Hay gente que no puede arriesgar,
más que su libertad por el pan.
No saben que donde hay hambre,
no cabe la moral.

"La propiedad es un robo",
dicen los verdaderos herederos,
y las que nunca quisieron dueños.

jueves, 9 de mayo de 2019

Presión

Me despierto a la fuerza
y me levanto por inercia,
la sequedad de mi boca
se traslada hacia mis ganas...

y así todas las mañanas.

La constancia es obligada,
no conozco voluntad
de querer hacer las cosas
y aparentar que estoy en paz.

No existen armaduras suficientes
que te protejan del resto,
de las ideas de otras gentes,
de hablar sin crear efecto.

Abandonar esta desidia es una opción,
pero todos los caminos tienen trampas,
y el más corto es la rendición;
una senda que me tienta,
un mapa sin color,
unos corazones rotos,
una aventura que no empezó.

La máquina aprieta.

miércoles, 9 de enero de 2019

Hijos e hijas de las cavernas,
vengo a hablaros del fuego y de las sombras,
quiero que veáis a través del escozor
lo que realmente son las cosas,
lo que realmente es el color.

No quiero que andéis sobre mis pasos
aunque podéis mirar mis huellas,
no tropecéis con mis lazos...
y no volváis cuando yo vuelva
o podríais no encontraros.

Suelto el ego como arma
si no me apuntáis a la cabeza
si os olvidáis de mi coraza,
y si no miráis mi estela
como si mi fuego ya no ardiera.

Me tenéis todos hasta el coño
pero hoy sin cadenas no te mueves,
no eres nada si no eres todo,
y parece que vivimos al revés
para poder andar sobre este lodo.

Si no despierta, tíralo por la ventana.