Este frío sí compensa
la oscuridad no se sufre
se contempla.
La soledad no cubre,
la sangre se condensa,
ni se detecta.
El río lleva agua
pero no ve un final,
los peces nadan
la corriente guiará.
No quiero montañas,
no quiero escalar,
busco un alga
que me deje caminar.
Me invento un mito
que ilumine mi verdad,
y pego un grito
desafiando a la ciudad.
No corro, ni siento
no me han herido,
y aún así desconcierto,
aún así lo he vivido.
Sigo el camino,
miro el recorrido;
lo repaso,
y con eso me cultivo.
No busco alas
que no sean mías;
nada a las malas,
porque no se fían.
Y si mal no recuerdo
la idea no fue propia,
nadie tiene un cuerpo,
que no sea otra copia.
Nadie mira a la cara
nadie responde bien,
no ven su tara
pero sí la de otros cien.
¿Seguir?
Solo si hay una ruta,
no estoy para fallos,
ni me callo en la disputa.
Sueño si me dan tiempo
fuera de la faena,
y pienso en el momento
¿cuándo se murió la pena?
Cuándo dejó de ser lo que esto era...
Cuándo miró hacia atrás
y se dio cuenta
de que era otra persona cualquiera.