domingo, 30 de noviembre de 2014

Otro despertar

Te pasas la vida creyendo en obras de teatros ajenas a ti, a las que aspiras por inercia pero con el tiempo le coges miedo a entrar. 
Te pasas el tiempo pensando en cómo no sentir, en cómo no soltar suspiros que le levanten al corazón una sospecha de un nuevo ataque. Y la mente ordena defensa. 
Te creas un universo intentando imitarlo, como el que le dibuja líneas paralelas a una sonrisa forzada. 
Te aprendes a aceptar, a comprender. Alejándote del mundo de calo en calo, procurando evitar respirar el oxígeno que respira el resto. 
Te recuerdas a ti mismo que con la última vez basta. Pero nunca llegas a creerte. No quieres creerte.
Te acuestas pensando que la cabeza pesa más con el corazón vacío. Y te quedas quieto. 
Pero entonces llega.
Por supuesto que llega.
Y nunca como te esperas. Nunca como desearías. Porque por fuera no lo deseas. 
Pero tu corazón lo necesita. El aire y el humo son para los pulmones. No para él.

De repente caes sobre su propio peso. Y no te importa... Claro que no te importa.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Si no, no duermo

Creo que por cada dos pasos que das, retrocedo uno...
Y cuando yo consigo rectificar y avanzar, te retractas de ellos.
Creo que estamos evolucionando en la independencia de nuestro Yo,
pero no hay manera de llegar al Nosotros.
Creo que podría funcionar, de verdad, pero es un viaje que hay que hacer sin equipaje.
Y el equipaje es una locura dejarlo... Pero de eso va todo, de locuras.
Si somos lo suficientemente "maduros" para darnos cuenta de que no esperar es un error, ¿por qué esperar?
Claro que... Comprendo que es demasiado sacrificio, que puede que en realidad estés equivocado, y no merezca la pena. Ese pensamiento encaja muy bien con mi propia lógica.

El problema es que me sorprendiste, pocas veces puedo decirlo de alguien y muy raro sería el caso en el que siguiera siendo así.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Lo de siempre

-¿Qué te pasa?

-Necesito un respiro.
 Ando perdida.
 Dando palos de ciego.
 Aún no quiero creer en nada.

En NADA...

sábado, 18 de octubre de 2014

Lo ahora imposible

No sé por qué me engaño, si adoro cada centímetro cuadrado de tu ser.
Supongo que es por protección, y por la pesada ancla del realismo en un mar de sueños puros.
No quiero ser tan sincera, no quiero reconocerte dentro de mí. No puedo. Está prohibido.
Pero si la distancia fuera diferente, si el momento fuera diferente, si nuestras mentalidades fueran diferentes, si todo fuera diferente, no dudaría en dejarme caer y caer hasta encontrar tu suelo. No encontraría excusas para dejarte volar sin mí, no sería la primera en dar el paso a dejar de abrazarte. Una semana sin tu nombre sería imposible. Un imposible como nombre entre nosotros no ocurriría.
Y ocurriría lo ahora imposible.

En realidad no quiero fingir que los demás floreros están bien, después de haber visto todo un jardín.
No sé si puedo falsear tanto mis sonrisas, no sé si cabe tanta interpretación durante tanto tiempo.
Creo que necesito estar entre los huracanes de tu cabeza, creo que debes estar en Oz junto a mi pecho, y no renunciar al color por la verdad en blanco y negro.
Fuiste lo bastante grande como para que junto a ti hiciéramos las playas nuestras. Y renunciamos al mar por un par de ríos opuestos...
Aún no sé si mereció la pena.
Pero sé que esta pena se merece una sonrisa tuya para dejar de existir.

viernes, 17 de octubre de 2014

Otra vez el tren

Ha vuelto el gris, ha vuelto la lluvia.
Siempre tratará de trenes la historia.
Siempre habrá trenes en mis letras.
Y estaciones que no cambian de temperatura, pues viven en una helada constante.

Así que, ¿por qué iba a esperar con los ojos ojerosos, desgastando con la vista las vías vacías, sin poder soñar sueños protagonizados por pequeños dueños de un músculo vital? ¿A que no tiene sentido?
Pues la putada es que todo pierde sentido cuando introduces sentimientos.


martes, 14 de octubre de 2014

El baile de los elementos

Te toca volar por el cielo mientras yo camino por tierra.
Sabes que siempre hemos sido de elementos diferentes.

Soy capaz de romper la primavera por dos copos de nieve,
y sabemos que si sacrificamos el verano todo morirá cayendo de los árboles.

Pero solo son sitios, solo son números y letras.
Solo son horas y días.
Solos.

Yo y mi manía de catalogarlo todo por grados.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Mar.

He estado evitando la playa.
He convivido con mi maldita soledad.
He reforzado las entradas al castillo.
He aprendido a odiar la parte que me odia.
Me he estado acostumbrando al frío.

Me prometí a mí misma no tirarme a más piscinas,
no dije nada del mar.
Y puede que ahí esté el fallo:
soy mujer de palabra, las mido y las analizo.
Si quiero ver grietas en el hielo, me las inventaré. Es inevitable.

Aprendí a nadar mientras me ahogaba, y sé nadar ya, pero me da miedo el agua.
Y mucho más lo que puede llevar dentro.
Huir y huir de los demonios reyes del miedo. Que al parecer bucean.
Y se conocen las profundidades marinas mejor que nadie.


He estado evitando la playa,
andando y andando en dirección contraria,
sin pararme a pensar en que el mundo es redondo.

He convivido con mi maldita soledad,
me ha estado hablando y me ha convencido de lo bien que se está con ella,
pero también de lo necesario que es tenerla al lado.

He reforzado las entradas al castillo,
sin caer en la cuenta de que siguen siendo entradas.

He aprendido a odiar la parte que me odia,
odiando a todo aquel que quería y no me quiso.

Me he estado acostumbrando al frío,
hasta que me he dado cuenta de lo confortable que era el calor del mar...

Y de lo absurdo que era huir de él cuando lo llevo incrustado en mi nombre.

martes, 2 de septiembre de 2014

Abriendo el telón.

No quiero tener miedo, pero me hirieron.
No debo confiar, pero me sigo dejando llevar.
No quiero ver, pero no puedo parar de mirar.
Me dejaron moribunda, pero sigo viviendo.

No me gusta descubrirme, pero ya me vieron.
No está vacía la piscina, pero no me voy a tirar.
No voy a creer en películas, pero me gusta soñar.
Me rompieron el corazón, pero sigue latiendo.

¿Pero cómo quieres que te enseñe la noche si dices que le tienes miedo a la oscuridad?

viernes, 15 de agosto de 2014

La Bestia.

Me repito en voz alta las cosas que quiero evitar de mí. Pues no puedo dejar suelta a la bestia que rompe todo a su paso como un huracán, a golpe de sentir. No puedo dejarla libre sin que me haga daño a mí y desestabilice todo mi alrededor.
Ella intenta salir cada vez que creo algo o creo en alguien. Por eso evito hacer esas dos cosas.
Ahora escribo para recordarme que esa bestia, aunque atada, sigue estando ahí, a la espera de cualquier vía de escape.
Y no la entiendo, no entiendo sus actos y sus deseos, no es racional.
No la entiendo porque cada vez que la he soltado, ha venido herida y con ganas de no volver a salir nunca más a la superficie.
Claro que, por eso es una bestia. 
Su libertad es su droga y lo peor es que lo sabe y no puede hacer nada para evitarlo. Es su naturaleza.
Es cruel, sí. Como un tsunami que lo destroza todo, pero es inevitable.

Canciones.

Permitidme trataros como canciones.

Canciones que odias a la primera y eso nunca cambia.
Canciones que odias a la primera y te das cuenta del error con el tiempo.
Canciones que siempre quiero escuchar.
Canciones de las que me canso por el exceso de su compañía.
Canciones que al principio no me disgustan, pero con el tiempo acabo por amarlas.
Canciones que me encantan por su historia y que ahora no puedo escuchar por la misma razón.
Canciones a las que simplemente te acostumbras, neutras.
Canciones que conoces y no por haberte interesado en escucharlas.
Canciones que te enamoran a la primera, que no te dejan dormir sin haberlas escuchado antes.
Canciones que despiertan algo en ti, que al mismo tiempo sabes que terminarán y que deseas que sus minutos sean eternos.
Canciones sin letra, sin palabras, que provocan en ti sentimientos sin saber por qué. 
Canciones que no entiendes, pero que no te arrepientes de haberlas escuchado en ningún momento de tu vida.

Y lo mejor será que censure la última parte. La música solo nace cuando sale del papel.

martes, 1 de julio de 2014

Roma.

¿De qué sirve regalar flores,
si estas van a acabar muriendo?
¿Es una muestra de amor
o una cruel metáfora que lo describe?

Ya no tengo oído para canciones dedicadas,
ni para repetir frases de preciosas baladas.

¿Por qué juráis fidelidad
y luego vais mendigando cariño de otros brazos?
¿Os pagan las mentiras
o es simple amor al arte de la improvisación?

No creo que esté hecha para creer,
ni para que alguien me tenga que leer.

No creo, ni siquiera, que alguien se merezca el duro trabajo que tiene que ser el descifrarme.

martes, 24 de junio de 2014

Cárcel.

Llámame carcelera,
pues es ahora a lo que me dedico.
Encadeno sentimientos dentro de cárceles de páginas en blanco,
entre barrotes con forma de letras que se unen para expresar algo,
para que no salgan a romperse.
Es un instinto de sobreprotección que se adquiere con los daños...
Sé que es un esfuerzo en vano,
pues la propia naturaleza provoca huracanes que destrozan cárceles más fuertes que esa, pero he de hacerlo.
Al menos una temporada.
Debo dejar que se congele,
para que los latidos dejen de doler tanto,
y se callen junto con las voces de mi conciencia.
Y sé que no es humano,
pues la propia naturaleza rompe cualquier cadena para volver a sentir cosas tan fuertes como esa,
pero he de intentarlo.

No intentes hacer que un cubito se derrita a golpe de martillo, solo conseguirás trozos de hielo derritiéndose poco a poco por separado, y una confianza destrozada.

martes, 20 de mayo de 2014

Oz.

Encontraré la forma de caminar,
la manera de pensar con claridad,
de construirme un corazón,
y de ser valiente.
Renunciaré a la desesperación,
y encontraré mi hogar
en los ojos de otra gente.
Y si las baldosas amarillas
no me ayudan a brillar,
pintaré mi propio camino
a base de fuertes barandillas
y de coraje hacia mi destino.

Sin chapines rojos,
sin lágrimas en los ojos.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Un vagón.

Y aquella chica cogió aquel tren, sin pensarlo, cegada por la luz que venía del vagón. Pues no vio ninguna otra luz en aquella estación oscura. Cogió un tren que no llevaba a ninguna parte. Pero aquello era mejor que quedarse quieta. No debía quedarse quieta. La simple cobardía le daba miedo, quería huir de aquel miedo. Ya que ella era valiente, de corazón fuerte, con un coraje que llegaba más lejos que cualquier tren. El camino lo dictaban las vías, pero ella elegía en qué parada quería bajarse. Y así lo hizo, y así lo hará. 

Pues solo el viaje hace al viajero; igual que solo hundiéndote aprendes a nadar.

martes, 6 de mayo de 2014

Iceberg.

La esperanza implica esperar, y esperar es dolor. Dolor puro. Dolor puro que te llena el corazón de impurezas, de heridas. De heridas que ni el tiempo cura, que solo cicatrizan, y que se abren cuando vuelven a hacerte daño. Y los pedazos que quedan de ti, se astillan cada vez más, clavándose una y otra vez dentro. Se enfrían congelando tu alma. Y te vuelves como un iceberg: mostrando por fuera solo lo que dejas ver, dejando abajo la mayor parte de ti. Te ocultas, bajo el agua, y ni el agua consigue derretirte. Simplemente te acostumbras a dejarlo abajo, y dejas que la marea te mueva a donde sea, porque ya no te importa. El calor se fue con todo el orgullo y la falta de ese orgullo es como la ventisca que no deja que te descongeles.
Llega el verano, pero no lo notas.

lunes, 21 de abril de 2014

Agujas

Esconde tu orgullo y mírame
ve a través de mis ojos el dolor,
hazme sentir lo que terminaste por esconder,
y mírame.
Nada de esto es fácil de entender,
todo parece que haya perdido color.
Algo dentro de mí ya no funciona,
está roto como un reloj,
y las agujas se clavan.
Creo que mi fuerza a veces me abandona,
cada vez que oigo cómo otros me hablan
y me dicen que olvide,
que continúe andando.
Pero ya he perdido el camino marcado.

Y lo que antes tenía vida,
ahora se vuelve de piedra.
El reloj no encuentra salida,
las agujas se quiebran.

No creas que estoy sola,
sé que soy fuerte y saldré a flote.
Aunque me derribe una simple ola,
aprenderé a nadar con cada corte.
Pero mírame.
Ya no soy la misma,
mis ojos reflejan desconfianza,
porque rompiste hasta mi propio carisma.
Los trozos que deja la soledad,
la amistad se encarga de repararlos.
Y las estoy matando,
mato a cada una de esas mariposas
que hacen detener el tiempo,
que es el que me está atando.

Y lo que antes tenía vida,
ahora se vuelve de piedra.
El reloj no encuentra salida,
las agujas se quiebran.




jueves, 27 de marzo de 2014

El nacimiento de la muerte

Suspiros que son gritos del alma.
Abrazos que salvan.
Lágrimas que ahogan.
Lágrimas que ayudan.
Una risa fingida para sobrevivir.
Una risa reprimida por el silencio.
Mentiras como caricias.
Verdades como puñales.
Letras que te llenan.
Palabras que te vacían.
Triunfos sin sabor.
Fracasos con sudor.
Ilusiones en espejos.
Los mismos espejos, pero con lágrimas.
Sollozos mudos.
Heridas ciegas.
Compañías solitarias.
El engaño de la mente.
La realidad latiendo dentro.
La posesión más valiosa, la única que no se posee.
Un "sí" sincero.
Un "no" todavía más sincero.
Canciones que curan.
Dolor metafórico.
Dolor real.

domingo, 23 de marzo de 2014

Un respiro

¿Y ahora qué coño hago? ¿Cómo olvido? ¿Cómo hago que en mi pecho deje de sentir puñales?
Me he pasado los últimos años protegiéndome, amando con cuidado, mentalizándome para abandonar cuando los demás hayan abandonado, asumiendo el dolor mientras apartaba el sufrimiento. Y ahora parece que todo ese esfuerzo no haya servido de nada.
He dado demasiados trozos de mi corazón hasta que al final me he quedado sin nada. Y lo peor no es solo eso, sino no saber para qué lo han empleado, si los han cuidado o simplemente los han dejado en un rincón para que cojan polvo.
Quiero repararme, pero me faltan piezas.
No sé en qué refugiarme, porque hasta las estructuras de las letras se tambalean sobre mí.

Necesito un respiro que pueda dar por mí misma, sin ni la más mínima infusión.

Te dije que no te esperaría, que podía olvidarme de ti, porque se supone que eso es lo más justo para mí... ¿En serio te lo creíste?

Ahora mismo él podría venir, coger lo que queda de mi corazón, destrozarlo, con malicia o sin ella, y yo usaría los pulmones, si hiciera falta, para seguir queriéndole.
Pasan los días, intento no pensar así, hacerle caso a mi razón y a la gente que me recomienda que me olvide... Y eso no hace más que darme más razones para seguir igual.
He descubierto qué es peor que sentirse sola, y es el no tener ni la oportunidad de tenerte. Y duele, duele bastante.

Necesito acabar con esto y sentirme bien.
Necesito, sobre todas las cosas, que tú estés bien aunque no sea conmigo.
Necesito ver lo que escribo como simple y hermoso arte por muy malo que sea.
Necesito un respiro que pueda dar por mí misma...

viernes, 21 de febrero de 2014

Puerta abierta

Me opongo. Me opongo a que sigas así. Me opongo a que no avances por el maldito miedo. Me opongo a tu parte mala, la que te hace daño. Estoy harta. Tenía que decírtelo ya. Te habla tu parte buena, la que es capaz de ver color hasta en la parte más negra de un cuadro; la que tira de ti y te salva cuando estás al borde del precipicio; la que solo quiere que dejes de pensar, que te dejes llevar, y que seas feliz de una vez.
Quiero hacerme oír dentro de ti ya. Quiero que me tengas en cuenta, y que solo dependas de mí y de nada ni nadie más. Que soy yo la única que está contigo a las buenas y a las malas. Que vivo enamorada de ti desde que naciste. Que he sido tu único público en todas y cada una de las escenas que componen tu historia.
Yo te he juzgado, y solo mi juicio es el que vale, pues soy la única que lo ve todo claro. Pero no, tú solo haces caso a tu parte negativa, la que solo sabe impartir miedo y desesperanza. Estoy harta, sí, de ella. ¿No ves lo que hace? Se alojó en ti cuando eras pequeña y vulnerable, cuando la viste salir de la ira de tu padre y de la propia muerte y se alojó en ti como un parásito, y tanto enfermedades como rupturas la han estado sustentando desde entonces. Ella te enseñó a envidiar, a sentir rencor, a no fiarte de nadie, a encadenar el pasado a tu cabeza. Incluso te prometió un futuro incierto, lleno de oscuridad y sin salida... Esa no eres tú. Créeme, te conozco muy bien. Y tú no tienes la culpa, pero sí que tienes la solución.
Comprendo ese miedo, esa inseguridad y las ganas que tienes de dejar de existir. Pero matándote me matarás a mí y, sobre todas las cosas, te matarás a ti también. Y por muy débil que sea, yo estaré ahí para evitarlo, para encontrar siempre una razón escondida en algún rincón de ti que te impulse a seguir y a quedarte.
Sé que tu parte mala me odia, y lo entiendo. Cree que no soy rival para ella pero siente el doble de miedo que tú, y eso será su perdición. No pienso parar hasta que dejes de aceptar sus manzanas envenenadas y me hagas caso. Si tengo que escribir textos así mil veces, lo haré. Pues está claro que nadie más lo hará y que solo yo te conozco de verdad.

PD: Gracias por abrir la puerta unos minutos, necesitaba ver lo preciosa que eras.

Firmado: Tú y solo tú.