sábado, 30 de julio de 2016

Dados.

No sé qué escribir,
ni cómo,
pero sí porqué, y con eso basta.
No puedo verlo en blanco y negro,
ni en colores vivos.
No entiendo tu manera de ayudarme,
empujándome al precipicio,
no entiendo por qué preferiste un mundo fácil,
a un mundo complejo, imperfecto... real.
No comprendo el menosprecio, la falta de valor.
Ni que aún no entiendas que para mí el 'soy así' no justifica cualquier cosa,
y que solo demuestra cobardía.
No sé de dónde quieres que saque esa capacidad que dices que tengo,
mi cerebro está en cuarentena
y mi corazón aún corta, hace llaga,
a pesar de los callos, de las cicatrices.

De nuevo no sé quién soy, ni dónde debo estar.
No sé si volaré o me estrellaré de nuevo contra el suelo.
Me has dejado al azar, despreocupado,
con un plan en mente que roza lo macabro,
pues sabes que el riesgo que corría, no era poco.
Sabes que Melancolía y Nostalgia no me dejarían indiferente,
que mi cara estará hinchada y húmeda durante semanas.
Sabes que apenas comeré, que dormiré para no pensar.
Que mi voz sonará entrecortada, y que mi sonrisa no subirá hasta los ojos.
Que si no toco fondo con esto, iré más y más hacia abajo.
... Y tú no estarás para comprobarlo.

Arriesgaste mucho,
nos arriesgaste a nosotros,
me arriesgaste a mí...
Tiraste unos dados a un tablero de ajedrez,
esperando mover alguna ficha,
y ahora es la Torre la que no me deja mover.