martes, 26 de junio de 2018

La brecha

Tengo tantas llamas
que sólo quiero ver arder
aquello que por ignorancia aclaman
los que aún viven en Ayer.
Cambian el color de su venda
por un blanco oscuro
y quieren que el resto se desprenda
sin comprender su propio bulo.
Estoy cansada de las jaulas,
estoy luchando por señalarlas,
y el peor de los obstáculos
es que el prisionero crea
que estas son naturales, necesarias.
Luego están los que te enseñan los barrotes,
y te hablan del motivo oculto
como si no se entendiera ya
que todo es parte de su truco.
No decís nada nuevo,
pero es que nada nuevo pasa.
Juzgáis al enemigo
y al ejército que lo espanta.
Ellas son la única salida,
un resquicio de esperanza.
Ad hominem en cada carta,
-y por bandera-,
toda una historia que descartan,
por creer que vivimos en otra era.
El progre se vuelve reaccionario,
paranoico,
contestatario,
pierde lo pragmático;
se balancea en su burbuja
de información innecesaria
que no sabe ni ordenar,
que solo se transforma en rabia,
en rabia mal enfocada, absurda.
Abren su mente por la parte de atrás,
ponen cerrojos a todo lo demás.
Tienen miedo de asumir
toda la verdad,
solo quieren presumir
de entender la realidad.

-Y de nuevo,
se abrió la brecha
y en mi lado no había nadie.
Ya no sé en qué fecha
comenzó a crecer esta barbarie...