Sigue fértil la tierra,
pero ya parece que nadie quiere sembrar.
Prefieren una guerra
a fingir amor y creérselo de verdad.
Es posible que no tenga que pasar
aunque igual sigue presente.
Las piezas encajan al chocar
y el dibujo del puzzle no miente.
Me cansé de arriesgar,
de dudar de si miente;
y no me atrevo a lanzar
ni a ir contracorriente...
La verdad es que solo tengo ganas de manta y gato,
de amigos sin más, de no dar más saltos,
de no dejarme llevar por cualquier río que encuentre;
de hacerle más caso a mi suerte,
de no querer verle, ni recordar nuestros tratos,
de llorar a ratos
por encontrar en la nostalgia
partes de mi muerte,
recuerdos y retratos...
Actos de mente vacía,
y la destrucción de un puente
que se creó de repente,
que nos dejó a la deriva...
¿Cuánto queda de espera?