Busqué entre un mar de desencanto,
algo por lo que seguir respirando...
resquicios de justicia en un mundo donde la injusticia queda impune;
motivos que me anclen a las vías,
palabras que iluminen una meta,
razones para no razonar,
maestros a los que acudir, si volvía a perderme por el mar...
Y entonces eché de menos la tierra.
Miré mis pies y no tenía escamas,
ni branquias,
ni siquiera veía bajo el agua...
y los peces no podían hacer nada,
y la presión me paralizaba,
y me ahogaba...
Pero el tren pasó...
Y me devolvió a tierra.
Murió una vela,
se callaron los grillos,
hiciste trampas,
partí el tablero,
pulsamos stop,
y las botellas se rompieron para dejar cortes dentro del pecho.
... Ahora toca caminar hasta que se seque mi equipaje.